lunes, 31 de mayo de 2010

Disfruta que la vida son tres días y vamos por el segundo

¿ Sabes para que está la vida? Para sonreír hasta llorar, para que te duelan las mandíbulas de tanto reírte. Para que los problemas te resbalen y las amarguras no sean amargas. Para eso está la vida, para ser felices. Para amar con locura a cada persona, a cada cosa, hasta a una pequeña brizna de hierba. Para que todo te haga sonreír. Tenemos derecho a estar de bajón de vez en cuando, sí, pero subiremos más veces. Túmbate bajo el sol y escucha el ruido de las hojas de los árboles o las olas del mar al chocar contra la arena. Y sonríe. Porque eso es vida. Mójate bajo la lluvia y escucha los relámpagos, observa cómo se ilumina el cielo de repente. Y sonríe. Porque eso es vida. Y no pararé de decirlo, no temas si las lágrimas caen de vez en cuando. Regresarán a ti con esas olas o esa lluvia que cae.Y todo lo que hemos amado, permanecerá siempre en nosotros.

domingo, 30 de mayo de 2010

Lo sé, prohibido recordar


Recuerdos. Tengo muchos, unos mejores que otros. Desde que era pequeña he deseado que se pudieran almacenar, como si fueran fotos, de modo que cuando sentimos nostalgia o queremos recordar algo de forma nítida, no tuviésemos más que abrir el frasquito correspondiente al recuerdo que queremos refrescar en la memoria. Porque la mente humana es demasiado perfecta, y poco a poco olvida detalles importantes. O quizás es que es demasiado inteligente y lo hace para protegernos, ya que si pudiéramos pasarnos las horas viendo los momentos pasados una y otra vez, no nos atreveríamos a crear ninguno nuevo. Imaginad estar en casa y destapar uno de esos botecitos, poder sentir el olor de la tarta de mamá, la emoción del primer día de cole, el sabor del primer beso o saborear de nuevo las risas entre amigos. Me duele pensar que un día mi mente olvidará ese aroma especial de ese cabello, de esa colonia y de esa ropa. Porque por mucho que huela cada día esa goma del pelo, el aroma se escapará lentamente por la ventana, como se va el tiempo, como me voy yo, como se va cada día dejando paso a otros nuevos.

viernes, 28 de mayo de 2010

Untitled

Muérdeme el corazón con tus dientes perfectos. Empújame. Tírame pero no me dejes caer. Bota una pelota con fuerza. Abre la puerta. Miénteme de forma que yo sepa la verdad. Asómate a la ventana. Quédate en mi mente pero no molestes. Llama por las noches. Abrázate a una almohada, compra un anillo. Baja la cama. Escribe lento, rápido, no hagas ruido. Llévame a pasear. Arráncame la ropa. Imita mis gestos. Piensa en mí continuamente, búscame a lo lejos. Di que soy lo que más odias. Llévame a casa. Hazme suspirar. Acaríciame pausadamente, siguiendo el ritmo del reloj. Hazme callar con tus labios. Muérdeme hasta que sangre. Cenemos. Yo invito. Champagne y fresas. Déjame sola. Enciende la radio. Piensa en aquel baile, cose los fragmentos de mis sueños. No te vayas. No vuelvas. Abrázame fuerte. Y no me sueltes.

Era una estrella, ya se largaba de aquí

Le veo ahí, tan alto y fuerte, y tan destrozado por dentro que entran ganas de gritar. El desamor ha podido con él, bebe sin parar, fuma demasiado, y juega con cosas que le hacen hablar. Abrazo a mi hermano y le quito la jarra que tiene en la mano. Me mira y empieza a llorar.
- ¿ Por qué lo haces? ¿ De qué te sirve? Si estás llorando, si bebes para olvidar, ¿ por qué no olvidas también el dolor?
- Porque por desgracia, el dolor solo se olvida momentáneamente. O esa es la sensación que tienes al principio. Es tan solo una falsa ilusión, el alcohol juega con los recuerdos, los oculta un poco y hace aflorar la risa. Pero cuando la risa se cansa de jugar, los recuerdos, tan suyos e impertinentes, vuelven a salir los muy cabrones. Y entonces, ellos juegan con las lágrimas.

jueves, 27 de mayo de 2010

Te mentí porque no sabía por dónde empezar

- ¿ Qué opinas? Llevas toda la tarde sin hablar. ¿ No vas a decir nada?
- No me hagáis hablar.
- No puedes estar así todo el rato, callada, pensando siempre en lo mismo.
- Está bien. Ese vestido te queda fatal, porque te has engordado en los últimos meses. Respecto a lo que hablabais antes, si eres tan egocéntrica no me extraña que discutas con la gente y que nadie te soporte. En cuanto a ti, hace días que deberías haber dejado de lamentarte porque no sabes si es un sí o un no, deberías acercarte y decirle “ creo que eres el hombre de mi vida, ¿ quedamos?”. A ti que te voy a decir, que dejes de quejarte porque lo tienes todo. Y no me miréis así. Queríais que hablara, os lo he advertido. Decís que siempre me callo, pues bien, ahí tenéis sinceridad y de la buena.
- Hay cosas que hay que callarse, solo los borrachos dicen toda la verdad.
- Exacto. Y yo estoy borracha de dolor. Y eso me impide pensar y ser correcta. Volveré a ser yo misma cuando haya pasado incluso la resaca de después.

Moja una lágrima antiguas fotos


Hoy me he acordado de una pequeña bronca de mi profesor de inglés hace un año. Estábamos de excursión, y estaban explicando algo. Yo miraba las fotos de la cámara. Y entonces se acercó, me cogió de los hombros y me dijo “ deja de aferrarte al pasado que está encerrado en la cámara, vive el presente, absorbe lo que tienes ahora, ya tendrás tiempo de mirar las fotos”. En ese momento no tuvo ningún significado más que ese. Ahora lo pienso, y me doy cuenta de que tengo demasiada memoria. Y que es cierto, que me aferro demasiado al pasado. Siempre miro las fotos de la cámara de mi vida, siempre atrás. No miro nunca adelante. Será porque el futuro es incierto, y porque cualquier tiempo pasado nos parece mejor. Siempre quisimos aspirar al máximo cada momento feliz, vivir cada momento como si fuera el último, no pensar en un fin, ya que no tenía cabida pensar algo así. Dicen que todo pasa por algún motivo. Y que la vida nos sorprende a cada paso que damos. Por eso, a pesar que de que haya momentos en los que nos da la sensación de que nuestro camino no volverá a ser tan bueno como en el trayecto ya recorrido, no hay que sentarse y decidir pararse. Tenemos que levantarnos y seguir caminando, pasito a pasito, aunque duela. Aunque nos parezca que no servirá de nada, nadie sabe qué podemos encontrar en nuestro viaje.

We said forever and always


Desde que tenemos uso de razón, los seres humanos tenemos un miedo irracional a perder las cosas y a ser olvidados. Mirando mis viejas agendas y las viejas firmas, veo los típicos “ amigos para siempre”, “ no te olvidaré jamás”, y un largo etc. Nos empeñamos en asegurar que las cosas que amamos durarán para siempre, pero por desgracia es ley de vida que eso no suceda así. Hace unos meses lo tenía todo, era uno de esos momentos que hubiese deseado que duraran para siempre. Que no acabaran nunca. Son palabras demasiado drásticas, siempre y nunca. He llegado a la conclusión de que cuanto más las dices, más difícil es que sean ciertas. “ No acabará nunca. Será para siempre” No dejo que acaben esa frase. Se lo advertí. No uses esas dos palabritas, o no se cumplirán. Y nada, tenía que usarlas, tenía que escribirlas. Después de hacer el discurso de despedida del que ha sido mi segundo hogar durante seis años, he sentido un vacío enorme en el pecho. Ahora me he quedado con las manos vacías del todo. Mi mejor amigo, lejos. La razón de mi existencia, lejos. Mi instituto, lejos. Miro entonces los rostros de mis amigos, de la gente que amo que aún sigue a mi lado. Y traicionándome a mí misma pienso un “ para siempre, que nunca se vayan”.

domingo, 23 de mayo de 2010

Caminando en círculos


Vuelve el verano. La vida es circular, como las estaciones, como el movimiento de las agujas del reloj, como mi lengua buscando la tuya a oscuras. La luz del sol oscurecerá mi piel con sus rayos, pero siempre será demasiado clara comparada con otras pieles. Hace días que le pregunto a la chica que me saluda desde el otro lado del espejo cada mañana. Le pregunto qué ha sido de aquella a la que yo veía cada mañana exultante de alegría. No me contesta, incluso frunce el ceño como preocupada por no saber darme una respuesta. Y entonces dibuja un círculo en la superficie cristalina. Me respondo a mí misma a través de un espejo porque no me hablo con mi yo real, pues es demasiado sincero pero nunca me dice la verdad. Ese dibujo me vuelve a recordar esa circularidad que lo envuelve todo, y veo un atisbo de aquella a la que ya no veo en el espejo al dibujarse una medio sonrisa en mi cara. Porque volverán las oscuras golondrinas, volverá la chica del espejo, volverá la piel oscura, volverá el mundo. Volveré yo. Con una entrada triunfal mientras ando en círculos alrededor de tu sonrisa.

sábado, 22 de mayo de 2010

Untitled

Repasa la agenda del móvil, buscando qué sabe ella, una “captura fácil”, una cita simple. Una de esas personas con las que hay feeling pero nunca se llega a nada más, por falta de ganas, tiempo, o porque llegó a su vida alguien muchísimo más importante que le hizo olvidarlo.
Manda varios mensajes a algunos de la lista, sabiendo que probablemente obtenga respuesta. Citas de verano, quizás alguno de esos mensajes acabe siendo un beso furtivo, un amor corto, una pasión de días contados. Ahora que es supuestamente libre, puede sonreír coquetamente a aquellos que la piropeen, puede deslumbrar con su sonrisa al camarero guapo de algún bar. Eso le dicen para animarla, “ que eres libre”. ¿ Qué es libre? Ella solo sería libre si cogiera un autobús directo a sus labios. Esperó pacientemente a ese dulce y perfecto primer beso, que superó con creces cualquier tipo de perfección imaginada. Se podría decir que una vez abierta la puerta, es ridículo cerrarla de nuevo. Se supone que ahora no debería esperar siglos a otra de esas perfecciones. Por eso manda mensajes, buscando bailes, buscando falsos amores que le hagan olvidar. Pero sin que nadie se lo diga, sabe que es inútil. Sabe que por muchas camas por las que rodara, por muchos labios que rozara, no conseguiría sacar de su mente esa dulce perfección imperfecta de ese primer beso en un banco sin nombre.

Quiero beber hasta perder el control

Una vez más, me despierto en medio de la noche. Deben ser las 5, y los recuerdos maleducados no me dejan dormir. Abro la ventana, creo que voy a morir asfixiada. El calor veraniego se acentúa cada vez más, y entonces caigo en la cuenta de que he dormido con el edredón. Será que no quiero quitarlo porque es otra de esas cosas que me hacen recordar. Me levanto de la cama, aún a oscuras. Me acerco al comedor, dónde aún están los restos de la cena de ayer, los recojo, ausente, sin pensar. Cojo una chaqueta fina, mi pijama demasiado escaso me ha recordado que sin estar debajo del edredón aún hace fresco.
Sentada en ese sofá, miró por la ventana. La calle está desierta, demasiado tarde para ver gente de fiesta, y demasiado pronto para que alguien empiece su mañana. Veo el paquete de tabaco de mi padre, y me pregunto por qué no fumo. Tal vez me sentiría mejor con un cigarro en la boca, y con cada calada se iría la pena con el humo. Me pregunto qué soy, quién soy y qué es lo que se supone que debo hacer ahora. Juego con un rizo rebelde entre mis dedos. Me como las ganas de hacer una llamada en medio de la noche. Barajo la posibilidad de vestirme rápido, bajar a un bar, y pedir un vodka con hielo. Bebérmelo de golpe, y pedir que rellenen mi vaso una y otra vez. Empezar a notar como la cabeza se me va, como ya no pienso tanto. Puedo imaginarlo, veo como en ese bar aparece ese rostro tan hermoso, veo un beso, con sabor a hielo, con sabor a alcohol, con sabor a realidad. Pero entonces el camarero me echa del bar, dice que ya tiene que cerrar. Y ese rostro perfecto que dio nombre al Bernabéu desaparece de mis manos.
Un ruido me sobresalta. No he bajado al bar. Sigo en el sofá, imaginando todavía que en un bar imaginé sus facciones cinceladas de una forma demasiado perfecta para ser reales. Y dejando la chaqueta en su sitio, vuelvo a mi habitación, retiro el edredón y trato de encontrar de nuevo el sueño que me había abandonado.

Cogería cualquier autobús con tal de un beso más

- ¿ Dónde está?

- Se ha ido.

- ¿ Qué? ¿ Por qué? ¿Y a dónde se ha marchado?

- No lo sé.

- ¿ Qué? ¿ Se ha ido y no le has preguntado a dónde se iba?

- No…

- ¿ Por qué?

- Para no seguirle…

Untitled

Y entonces una lágrima caprichosa rompe la regla impuesta silenciosamente, y como si de una líder se tratara, las demás le siguen, como si llevaran rato esperando a una señal. Y se deslizan, divertidas, por su nariz, hasta llegar al cauce de su boca, como si así llegaran a mar abierto y ese hubiese sido su único destino desde el principio. Lágrimas saladas, que solo consiguen hacerla llorar más, al recordar sus besos con sabor a patatas fritas. Saladas, y dulces al venir de él. Y se arrepiente, una y otra vez. De aquel día que no le vio, porque estaba resfriada y tuvo que estar todo el día en casa. Ahora daría todo por tener ese día, incluso pasaría por el peor resfriado del mundo. De cada instante en que no se acercó, de cada día que no salió con él por hacer cualquier otra cosa, que seguro que era menos importante. De cada vez que no le dijo te quiero, cuando lo hubiese repetido mil veces, y ni aún así hubiese sido suficiente. De cada caricia no dada, o cada beso no dado. Porque ahora daría cualquier cosa por llenar cada vacío de besos y caricias, de cariño, de amor. Pero no hay vuelta atrás. No viven un cuento de hadas, ni una de esas historias de amor de libros italianos, aunque hubiese llegado a parecerlo. Él no irá a buscarla cuando lleguen las vacaciones, y la edad si importa. Y otra lágrima caprichosa, vuelve a dejarle ese regusto salado.

Untitled

- Póngame seis abrazos, tres sonrisas, treinta caricias y un beso largo, muy largo, con extra de azúcar, para que sea dulce, muy dulce…
- ¿ Para llevar?
- Para guardar.

Impossible is nothing

Respira hondo, guarda el aire un momento, y luego suéltalo, despacio. Piensa en el mundo, en las cosas. No pierdas la esperanza, y deja de pensar que es imposible que salga adelante. ¿ Quién iba a decir hace unos años que podrías almacenar toda tu música en un pequeño reproductor, que se podría llegar a la Luna o que España ganaría la Eurocopa? El ser humano, la vida, el mundo, son algo fascinante. Nunca dejaremos de sorprendernos. Deja de pensar que es imposible, porque nada es imposible. Lo dice Adidas, lo dice la experiencia, lo dice cada día, porque en cada momento, suceden cosas que se creían imposibles. Y no te sorprendas si una lágrima atrevida recorre lánguidamente tu mejilla. Simplemente, se ha dado cuenta de que es posible ver el mundo.