jueves, 27 de junio de 2013

Untitled.

Se moría de ganas de leerla, para entrar en su mundo, para entenderla, para sentirla. Durante el rato que duraba la lectura, sentía que compartían algo, como si estuviera dentro de ella, como si hicieran el amor en la distancia pero con más sentido que el sexo en sentido físico. Era placentero y le servía. Más fácil y sin dar lugar a errores, a arrepentimientos o a pérdidas dolorosas.